Siendo fotógrafo de bodas, una boda nunca es “una boda más”. Nunca es igual a la anterior. Todas tienen algo que las diferencia y que las hace especiales. Por eso me gusta tanto mi trabajo.
A lo largo de estos meses, miro atrás y veo cada boda como una experiencia más. Una jornada de mucho trabajo, sí, pero también un día en el que disfruto muchísimo rodeado de personas dispuesta a vivir uno de los días más felices de su vida. Es muy gratificante.
La boda de Jose y Cristina no fue para menos.
Esta vez tocó viajar a Albacete, tierra de buena gente. Tanto Cris como Jose me demostraron su confianza desde el minuto uno, hecho que me permite llegar aun más a ellos, dejando que las cosas fluyan entre risas y buen rollo. Así es como se disfruta de verdad.
Tras la ceremonia en la parroquia de Fátima, la escuela de baile de Cris y el pasaje de Lodares, nos dirigimos al hotel Beatriz, para seguir disfrutando de su día.
En la celebración no faltó el buen baile, porque todo hay que decirlo, Cristina es una artistaza y nos regaló varios momentazos donde la danza estuvo presente de principio a fin.
Muchas gracias, Jose y Cris, por permitirme disfrutar junto a vosotros, familia y amigos, de un día tan chulo.
Tu evolución me está encantando, sigue así entre luces y ángulos inesperados están espectaculares.
La guapura externa salta a la vista, pero la guapura interna que derrochan, solo la sabemos quienes tenemos o hemos tenido el placer de conocerles.
Que seáis felices durante el resto de vuestras vidas, chicos.
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