¡Qué hermosa es una calle en invierno! Resulta a la vez reveladora y enigmática. Apenas es posible seguir la pista de avenidas rectas y simétricas de puertas y ventanas; en ella, bajo las farolas, flotan islas de luz pálida por las que pasan deprisa hombres y mujeres llenos de energía, quienes, a pesar de su pobreza y aspecto andrajoso, tienen un cierto aspecto irreal, un aire de triunfo, como si se les hubiera escapado la vida, de modo que esta, despojada de su presa, avanza dando tumbos sin ellos. No obstante, al fin y al cabo, tan solo nos deslizamos con soltura por la superficie. Este ojo no es un minero, ni un submarinista, ni un buscador de un tesoro enterrado. Nos transporta sin dificultad por una corriente; descansando, deteniéndose, el cerebro se duerme quizá mientras él mira.
Así pues, cuán preciosa es una calle de Londres.
Ruta callejera, Virginia Woolf.
Qué pasada de fotos!!! Los grandes artistas destacan siempre desde su juventud, va innato!!!
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